jueves, 20 de septiembre de 2012



NOTICIAS

Alguien me dice que no he de sentirme culpable, que no haga públicos mis defectos, que no son tales, que no pude evitarlo...
Pero prefiero enfrentarme al escarnio público ahora, antes que esperar a que los demás se enteren por otros medios que no sean yo mismo.
Ya son varios meses que llevo ocultando esta historia de fracaso.

Contaba en una ocasión sobre los rincones de una pequeña ciudad de los Urales... mucho caminé, mucho vi, pero no lo fundamental, dejando sin noticia a los millones de lectores de este humilde blog.

Unas semanas después de mi última visita a aquellas tierras hubo un hallazgo terrible, más o menos allí por donde yo pasé, y que no supe encontrar, se escapó a mi, admitámoslo, mala visión.

Salieron de su casa temprano. Iban a buscar setas.
La policía siempre avisa: “No vistan ropas de camuflaje para ir a buscar setas: podría dificultar la búsqueda en caso de desaparición”... y es que cada año desaparecen cientos de vecinos que iban a buscar setas. Después, algunos terminan apareciendo.

Pero es posible que los dos amigos fuesen en ropa de camuflaje. Porque cuando un ruso se toma algo en serio, se lo toma muy en serio, ya sea buscar setas o hacer una revolución.
A su vez, el camuflaje puede servir para despistar a los osos, a los lobos, a los tigres o a la policía.

Buscaban setas. Encontraban setas y eran felices, como sólo lo puede ser un ruso cuando encuentra una seta. Y, de repente, vieron unos bidones azules. Se rascaron la cabeza ante la sorpresa, se acercaron y abrieron uno.

Encontraron 250 fetos humanos.

Por desgracia, no se ha hecho pública la llama de teléfono a la policía. Conversación que los que la podemos imaginar en su idioma original nos relamemos del gusto.

Pero no dejo de pensar que yo pasé por allí... Habrá quien piense que quizás yo, que estuve allí, tenga algo que ver... pero no, en esos días no tuve ninguna relación con el tráfico de fetos.
Queda el dolor de no haber sido el primero en verlos, en compartir el momento con las masas.

Es lo que hay. Ningún importante periódico español dio noticia de esto. En su caso, el silencio se debe a que no han encontrado todavía las palabras que pudieran relacionar el tráfico de fetos humanos con Lenin. Pero no dudo que lo conseguirán.

Así que sólo queda volver a aquellos recuerdos de Kirovgrad y completarlos con 250 fetos en alguno de los bosques circundantes...



Pese a lo impactante de la anterior noticia, es aun más llamativa y difícil de entender una mucho más reciente, y que ofrece un desafío intelectual importante.
Trata de uno de esos dones del pueblo ruso: su capacidad de entender la abstracción, de materializar lo inmaterial... eso ha dado magníficas obras de arte, maravillosos poemas, novelas, relatos...
Pero también sirve para decir tonterías. Mejor dicho, no, no es una tontería: es la materialización de una idea, un hecho etéreo y mundial, la ejemplificación perfecta de casi todo lo que nos rodea.

Hace meses, en San Petersburgo transcurrió un concierto de la cantante “Madonna” (observen que he omitido el adjetivo “musical”, y he dudado en poner lo de “cantante”)
No sé que cosas haría aquella mujer en el escenario, ni las quiero saber, pero levantó un gran revuelo entre aquellos que se esforzaron en darle importancia a esa persona.

La noticia es que, meses después, los ofendidos por aquella cantante, tras largas reuniones, han denunciado un “terrible daño a la moral” a causa de aquel concierto.

Su mérito reside en que han conseguido, por primera vez en la historia, materializar la moral. Concretamente, han acordado que la moral dañada vale 333 millones de rublos.
Algunos discutían que el daño sólo había subido a 230 millones, pero terminaron teniendo razón los primeros...

Este logro va mucho más allá que aquellos de esos curas españoles que son capaces de perdonar pecados a cambio de un donativo. Ellos son abogados de Dios y eso da superpoderes especiales, superpoderes inescrutables...
Aquí se trata de asociaciones civiles, cientos de personas que se han puesto de acuerdo en largas reuniones, así como se trata de daños morales que no afectan a una persona en particular, sino a una ciudad de cinco millones de habitantes.

Todavía no se han publicado los resultados del análisis y las demostraciones científicas. No estamos todavía en condiciones de revelar oficialmente cuánto vale el gramo de moral, y si se ofrecerán descuentos, y dónde.
Prometo publicarlos en cuanto salgan a la luz.

Sí estamos en condiciones de decir que ya hoy en Rusia todo parece tener precio (coincidiendo, por cierto, con su entrada en la Organización Mundial del Comercio).

1 comentario:

  1. A veces querido compañero se trata de entender la realidad. ¿Realidad? Es demasiado poco sincera esta palabra. A lo mejor se trata de comenzar a ver en vez de mirar.
    Creo que lo, si no entendí mal, se trata de saber en qué estamos a la hora de comenzar la tarea. Celebro de tu lucidez en esta ciudad lejana. Sirve para interpretar algo de lo que nos va ocurriendo en un mundo de derechas extremas como en el que estamos viviendo.
    Un abrazo como siempre
    Martín

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