sábado, 17 de marzo de 2012


RÁPIDO PAISAJE INVERNAL Y POLÍTICO.

Suburbio moscovita. Desde siempre, tres franjas de color: la de abajo, blanca como la nieve, de nieve; la del centro, de negro los bosques sin hojas, de plata los troncos; la de arriba, roja, naranja, cobre, de larguísimo atardecer invernal.
Más arriba, abriéndose como un agujero oscuro que habrá de cubrirlo todo, la noche.
Una variante: después de las grandes nevadas los bosques, cubiertos, también aparecen blancos. Excepto los troncos, que en dos colores indica la dirección que tuvo la tormenta.
Con el paso del tiempo, por la franja blanca fueron apareciendo líneas rectas y torcidas, caminos, carreteras. Lejanos tintineos dorados de cúpulas de iglesia: blanco y amarillo. Los primeros faroles iluminarían la nieve al compás de los andantes, (en noches de luna, su luz rebota en ella como si fuera un espejo. En esas noches no harían falta faroles).
Pequeñas manchas marrones, casas de madera que siempre acababan ardiendo. Fiebre de llamas sobre la nieve. Desfiles de hombres buscando nuevos poblados, nuevos amos.
Franja negra. Entre los árboles aparecieron manchas cuadradas, amarillentas, grises. Nuevas casas. Ventanas encendidas. Fábricas echando humo negro. Filas de hombres. Ancianos en las escuelas.
Cayeron muchas bombas. Huellas de tanques. La nieve se volvió roja, y la sangre, blanca.
Altas farolas hacen brillar los troncos negros y fríos. La nieve se ve amarilla bajo ellas. Carteles luminosos y semáforos.
Sobre el rojizo y oscuro cielo de la tarde aparecieron altas siluetas blanquecinas. Universidades. Hospitales. Rascacielos que por las ventanas iluminadas muestran libros de colores.

¿Cuánto vale todo esto? Toda la tierra bajo el hielo, con sus tesoros y recuerdos, el cielo, el aire... Todo lo vendo. Todo lo compras.
Con lo ganado, me iré.
La gente fue a votar, (no digo pueblo, que no se puede morir y votar a la vez), acercándose a las viejas escuelas, pisoteando y ennegreciendo los caminos cubiertos de nieve recién caída.
Eligió, una gran mayoría de ellos, al que se sabe que paga por lo que se vende. Otros prometían pagar más, pero desconfiaron de ellos. Quizás un pequeño acento patriótico les hizo preferir como dueños a las mafias rusas frente a las mafias occidentales.
Pagan. Bolsillos llenos. Los hijos estudian finanzas e idiomas para opositar a las mafias, para cuando sólo queden ellas. Casi todos felices. Hay esperanza mientras no se gasta.

Pero hermano, la tierra, el cielo, los colores, los perfiles, pronto sólo nos pertenecerán en las descripciones.

2 comentarios:

  1. Si solo nos peetenecerán las descripciones, pero por el momento hay que recordar a esos contrabandistas que nos van vaciando de sensaciones, mientras gobiernan. Hay que recordarlos y que sepan de nuestro recuerdo... Martín

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  2. Estimado Enrique estás un poco lento a la hora de producir... Los muchachos quieren más y no paran de impacientarse... Moviendo los deditos viejo camarada... Nosotros agradecidos como siempre

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